EDITORIAL | Autor: redacción | 27-05-2016
Tecnológicamente inconformistas
Aquà y ahora
"Arroyo ataja penales, apaga incendios con gasolina y escupe para arriba", nos dijo, pidiendo reserva de identidad, un estrecho colaborador. Personas que el común de la gente ni sospechan, colaboran armando la agenda diaria de un intendente que "o está mal asesorado o es un mal tipo", como nos refiriese un concejal de la oposición. No faltan los que cuentan episodios de un antiguo Arroyo golpeador de su mujer, otro Arroyo que era director de un secundario y acomodaba las inasistencias de sus docentes amigos, amparados por otras personas que ahora integran su gabinete. Ninguna de estas historias tiene la suficiente credibilidad para achacársela al "Zorro 1", asà como su devoción por los nazis o su ignorancia en materia de tecnologÃa. Nada de esto, posiblemente sea verdad, sino que la verdad sea, ni más ni menos, lo que vemos a diario. La pregunta será ¿qué vemos a diario?
El mito Arroyo es impresionante, pero no es el único. Existen explicaciones sociológicas en tomos enteros de aquella ciencia, que justifican lo racionalmente injustificable. Aquella amarga sensación que tenían algunos votantes, tal vez enrolados en el oficialismo de aquella época y la actual oposición, quedó desacreditada por los vicios del emisor. Alguien que estaba "desangelado" por la ciudadanía no podía ser buen consejero del electorado. Ahora la realidad es una sola: Mar del Plata está gobernada por Arroyo y no está bien, cosa que queda en evidencia en algunas áreas como salud, seguridad y educación. Los Arroyistas dicen que la cosa va a mejorar pronto, los opositores todo lo contrario. Los realistas ciudadanos del medio esperan que pase el temblor, amarrados de donde puedan.
La historia refiere a un jovencito de veintipico de años, que allá por la década del ochenta tenía una moto y cruzó un par se semáforos en rojo de la avenida Jara a las 2:30 de la mañana. El muchacho cuenta que fue seguido e interceptado por un auto de civil, un VW 1500, con tres tipos de civil también, que lo encerraron, se bajaron y lo increparon. El pibe, un tanto muerto de miedo (venía de la época de la dictadura, muy reciente) temió por su vida. Simplemente fue escoltado, previo secuestro de sus documentos, a la dependencia de tránsito de Libertad y España y luego de permanecer un par de horas detenido e incomunicado, se vio cara a cara con un funcionario que hoy reconoce como Carlos Fernando Arroyo, el actual intendente. Créase o no, el tipo se dedicó a meterle un poco de miedo y luego decirle que se vaya, casi con bondad, como para reafirmar aquello del síndrome de Estocolmo. Años después, el pibe, ya cincuentón, afirma haber votado a Arroyo, porque "era duro, pero ponía el orden, que tanta falta hoy nos hace". Este, tal vez sea el voto medio que, democráticamente, eligió al Kaiser como Intendente, el año pasado. Y hay que respetar la voluntad popular ¿o no es eso la democracia? El joven, ahora cincuentón, sigue recordando su vida allá por los ochenta, con su radio Carina y su Zanella XX125. Un suspiro que se transforma en ilusión le recorre la cara cuando piensa que Arroyo era duro, pero tan mal no nos sacó, como automovilistas "la historia puede volver en forma de elipse" piensa y busca en el dial de su Nóblex Carina "Sonido 87" con Zanolli. Tal vez lo encuentre.