EDITORIAL | Autor: redacción | 16-06-2016
Devolvé la bolsa
Devolvele al pueblo...
La pelÃcula de terror de la era K tiene su momento de mayor tensión por un acto, uno de los tantos de corrupción, que cometieron sus hombres. Sólo que este fue claramente visibilizado ¿Qué dirá ahora el Papa? ¿SabÃa Macri que la inteligencia estaba encima de este pobre tipo, a la sazón, un ladrón vulgar que, por orden de sus superiores, fue a esconder el botÃn al convento?¿Deben los policÃas de la provincia que no aceptaron las coimas cuando llegaron y sorprendieron in fraganti a López ser ascendido? El pueblo ha sido altamente perjudicado por estos delincuentes que nos gobernaron en la última década-docena de años ¿Debe el pueblo resarcirse de estos infelices? Muchas preguntas y mucho silencio K, desde Cristina, a todas luces cómplice, hasta el mismÃsimo Cheppi, ahijado polÃtico de este ladrón.
La corrupción es una especie de impuesto muy elevado que ha servido para enriquecer a unos cuantos y que ha perjudicado la calidad de vida de millones de argentinos, Por el alto nivel de inseguridad y corrupción que existe en Argentina, el temor y la zozobra se han insertado en nuestras vidas y nuestros hogares. La corrupción de unos cuantos ha propiciado que tengamos pésimas rutas y hospitales, por caso, con malos servicios médicos, retraso en pagos de salarios, pensiones y becas; ausencia de obra pública y carencia de oportunidades de empleos bien remunerados para la población, en especial para los jóvenes. Vivimos una crisis no sólo de violencia e inseguridad, sino también de valores morales; el círculo perverso corrupción-impunidad ha incrementado la desconfianza de las personas, por lo cual existe un hartazgo social hacia la política y sus gobernantes: los funcionarios kirchneristas son el paroxismo de esta enfermedad con claro diagnóstico.
Los inútiles que ocupan puestos a nivel municipal y la mala comunicación de actos de gobierno a nivel provincial y nacional, en la actualidad, nos producen tanto enfado y rechazo que casi nos hacen olvidar el hecho corrupto que nos embargó durante los últimos doce años, en todos los niveles de gobierno. El enriquecimiento de Scioli y los suyos, por caso, casi pasó inadvertido. El hecho de que Pulti en estos días haya "tocado el pianito" (puesto sus dedos y antecedentes penales como un reo en proceso ante la justicia) queda opacado ante tanto mediocre en el gobierno marplatense.
El pueblo debe ser resarcido por los ladrones y por los idiotas que ocupan cargos. Los unos y los otros son un flagelo. El tiempo corre y las razones se desvanecen. La gente queda, empobrecida, esperando como en aquel tema de la Bersuit, que le devuelvan la bolsa.