EDITORIAL | Autor: redacción | 09-07-2016
De números y casualidades
9 de julio, 200 años
Sentir que es un soplo la vida. Cuentan que la madre de Jorge Luis Borges falleció cuando le faltaban pocas fechas para cumplir los cien años de edad, por lo que al darle el pésame por el óbito uno de los amigos que acompañaban al escritor en tan triste momento le comentó: que lástima, con lo poco que le faltaba para cumplir los cien. A lo que el maestro replicó: amigo, que fe tiene usted en las virtudes del sistema decimal. Hoy se celebra, con menos pompa de la que era de esperar pero con el mismo grado de fe en el sistema que enaltecÃa el amigo de Borges, el bicentenario de la Independencia de Argentina. 200 años no son nada, o lo son todo, para un paÃs y una nación que sistemáticamente se niegan a crecer.
Parece ser que los panegiristas están al acecho del calendario, y encontrando el número mágico ya están prestos a someternos a una masiva ración de elogios y buenaventuras en favor de nuestra patria, aunque para otros es la celebración como maldita, repulsiva, falta de interés o demodé. No importa, en el caso de Argentina, que nada haya sucedido desde su nacimiento que aumente o disminuya el valor de su estatura moral, ni que exista una falta evidente de perspectiva para enjuiciar su derrote con criterios distintos a los que se utilizaron de acuerdo al gobierno de turno. Lo que único que guía a los partidarios de las efemérides es que han transcurrido dos siglos desde que se produjo el feliz alumbramiento.
Valgan las redondas cifras para recordar aquello que el ritmo acelerado de los tiempos ha podido relegar al olvido y es merecedor de volver a la actualidad, y mucho más si lo rememorado puede ser contemplado con ojos nuevos o al amparo de jóvenes ciencias o filosofías, pero no se utilice de forma automática el recurso de desenterrar lo acaecido para mera satisfacción de los aficionados a la cábala numérica.
Como sea, queridos argentinos, con los K por caer presos, con un Macri indeciso e indiferente, con el cuerpo en llamas y la esperma urgente, feliz bicentenario y aboguemos por que nuestro tercer siglo de vida sea un tanto más próspero desde lo moral.