EDITORIAL | Autor: redacción | 27-11-2016
Fidel
No habrá ninguno igual
Los marplatenses, o algunos de nosotros, tenemos un encanto particular con los cubanos. Cuba, La Habana, Varadero, Santiago, los cayos. La revolución y las playas all inclusive con mojitos y langostinos. AsÃ, como si se tratase de la biblia y el calefón, en versión caribeña, amamos y despreciamos a Cuba. Sin Fidel, nada de lo pensado, escrito o de lo dicho, cobra sentido alguno.
Para algunos dictador, para otros estadista. Tal vez un poco y un poco. Lo que queda de Cuba, ahora sin Fidel, es un pedazo de tierra cultivable, playas paradisíacas y la leyenda. Con un mundo que se arrima al imposible de vivir en paz, entre la eterna polarización de la derecha y la izquierda, Castro era un eterno semáforo en amarillo. Ahora hay luz verde.