EDITORIAL | Autor: redacción | 28-11-2016
Según pasan los años
Hace un par de dÃas, un señor viejito, de 90 años, con problemas de salud irreversibles, murió, como mueren los ancianos de 90 años. HabÃa nacido en 1926. En el año 1928 habÃa nacido un compañero suyo de andanzas, en buena parte del camino revolucionario, pero que murió mucho antes: era argentino y se llamaba Ernesto Guevara de la Serna, aunque todos lo apodaban "El Che". El Che hoy, si estuviera vivo en este plano terrenal, serÃa un viejito enclenque, de 88 años, que asistirÃa al velorio de Fidel y pronunciarÃa palabras atemporales y carentes de sentido. Casi que no le prestarÃamos demasiada atención. Sólo que este, El Che, decidió morir mucho antes y pasar a ser un Ãcono revolucionario, desde los sin jeta hasta los caretas progres que asolaron a nuestra querida Argentina en esta última década.
Carlos Puebla canta "Hasta siempre comandante" y de fondo se escucha a alguien recitar un poema de Juan Gelman que honra a Fidel Castro, aunque por las dudas avisa (en el poema) que es la historia la que lo va a juzgar: "Allá ella". Y sigue sonando Carlos Puebla, "Aquí se queda la clara, la entrañable transparencia, de tu querida presencia Comandante Che Guevara" lo que ya no van a poder cantar es ese estribillo que dice "Seguiremos adelante, como junto a ti seguimos y con Fidel te decimos: hasta siempre comandante".
¿Qué otras cosas van a cambiar en la Cuba que ya no es? Posiblemente la nostalgia sea un souvenir que se va a seguir vendiendo, junto con los hoteles all inclusive, las prostitutas y las bailarinas de "Tropicana". Tal vez ahora comiencen a verse caminos interiores transitables, ganado trazable, medicina, educación real (no de la otra) y monoblocs menos soviéticos y más parecidos a unidades habitacionales de las que se ven en la otra parte del mundo.
Fidel y el Che, dos viejitos enclenques, estarán en un limbo indefinido, entre el cielo y el infierno, según quien los evoque. Claro que, como dice el filósofo Ervyn Laszlo, especializado en estudiar la consciencia y el más allá, “La educación consiste, precisamente, en adquirir la soberanía personal, en dirigir con sentido la propia vida.” Esta fue, sin duda, la gran asignatura pendiente de Fidel y, unos cuantos años antes, del Che. Pudieron hacer la revolición pero no pudieron mantener aquellos valores limpios, inmunes a lo cotidiano; mucho menos, educarlos a las genereciones futuras.
Como sea, ya están descansando, tal vez en paz. Para algunos idiotas, que festejan su muerte, en el infierno. Para otros idiotas, que se ponen en modo solemne y los comparan con los santos o el mismísimo Jesús, en el cielo. Para los hombres de bien, murieron y punto.