EDITORIAL | Autor: Lic. José Luis Dranuta | 06-02-2017
Esposa joven (y fisgona)
Esa costumbre de fisgonear
Hace tiempo que nuestra ciudad mira al mundo, pero no participa de él. Es como si una esposa se preocupase más por ver qué tiene su marido en el Whatsapp que por ver el lugar y el tipo de proyecto que quiere para su vida. Seguro es más fácil, y cobarde, ser el fisgón pues al involucrarse en la tarea de hacer algo mejor hay que arriesgar el cuerpo y el alma. Nuestra Mar del Plata es, entonces, la esposa mediocre y timorata que espera agazapada pero no sabe conquistar su espacio. El rechazo a cadenas de supermercados, o al ingreso de capitales que no sean los ya "cartelizados" es una clara muestra. Por suerte hoy termina la serie turca "Esposa Joven" que por cierto es muy retrógrada. Tal vez mañana la esposa ya esté un poco más madura y nos aguarde un futuro mejor.
Las cámaras de comercio, los sindicatos y las fuerzas vivas de la ciudad, en general, rechazan las inversiones de afuera. Los dueños de los supermercados locales también. Todos ponen el argumento de que nuevos espacios comerciales generarán empleo de menor calidad y en menor cantidad. Nadie habla de la diferencia de precios enorme que hacen los comerciantes actuales de rubros como el de ferretería, por ejemplo, gracias a que en nuestra ciudad no está una firma de grandes superficies como Easy.
La ciudad mira, como en la serie Esposa Joven, como los malos se salen con la suya y el progreso no puede entrar. Pero todo se termina, incluso esa detestable novela turca. El día menos pensado, las marcas de superficies comerciales instaladas en todo el país, en las grandes ciudades, también lo harán aquí. Y colorín colorado, no podremos evitarlo aunque sigamos fisgoneando.