EDITORIAL | Autor: redacción | 23-04-2017
Maestra de la vida
El relato de un ciudadano argentino, de origen coreano, que arribó al paÃs en 1967, con apenas 7 años y sin hablar una sola palabra de castellano, por estos dÃas se ha viralizado y es realmente conmovedor, hasta las lágrimas. Digamos que el Sr. Chang Sun Kim nos puso "patas para arriba" al evocar la vocación de su señorita Telma, que se ocupó de él en aquella escuela del Bajo Flores, que era gratuita, tenÃa doble escolaridad y comedor al mediodÃa. Al momento que nos refiere su historia, que es un pedazo de nuestra historia como sociedad, recordamos que los maestros eran referentes sociales y que dejaban lonjas del cuero de su vida en la tarea. PonÃan plata de su bolsillo, ocupaban su tiempo libre en ayudar a los más necesitados y hasta se permitÃan soñar con el amor. Y es bueno recordarlo porque este presente, el de docentes golpeados por padres, que tienen un elevado porcentaje de ausentismo, escépticos, incapaces de canalizar todo su amor en la tarea, genera tensiones con su propia historia. No fuimos educados y formados en la docencia para esto y tal parece que no podemos volver a aquello. Les recomiendo a todos los lectores que miren el relato y que reflexionemos juntos.
El relato de un ciudadano argentino, de origen coreano, que arribó al país en 1967, con apenas 7 años y sin hablar una sola palabra de castellano, por estos días se ha viralizado y es realmente conmovedor, hasta las lágrimas. Digamos que el Sr.Chang Sun Kim nos puso "patas para arriba" al evocar la vocación de su señorita Telma, que se ocupó de él en aquella escuela del Bajo Flores, que era gratuita, tenía doble escolaridad y comedor al mediodía. Al momento que nos refiere su historia, que es un pedazo de nuestra historia como sociedad, recordamos que los maestros eran referentes sociales y que dejaban lonjas del cuero de su vida en la tarea. Ponían plata de su bolsillo, ocupaban su tiempo libre en ayudar a los más necesitados y hasta se permitían soñar con el amor. Y es bueno recordarlo porque este presente, el de docentes golpeados por padres, que tienen un elevado porcentaje de ausentismo, escépticos, incapaces de canalizar todo su amor en la tarea, genera tensiones con su propia historia. No fuimos educados y formados en la docencia para esto y tal parece que no podemos volver a aquello. Les recomiendo a todos los lectores que miren el relato y que reflexionemos juntos.
La "Señorita Telma", que ahora de seguro debe rondar los 80 a 85 años, debe disfrutar de los recuerdos de su vida, donde quiera que se encuentre. Aquel amor que se pone en cada acto, se multiplica por miles, o millones, hasta el mismo infinito. Ese niño coreano-argentino, a la postre hoy un señor de 57 años, nos recuerda con una sonrisa, en la mítica carpa docente, que no todo está perdido.