EDITORIAL | Autor: Lic. José Luis Dranuta | 17-05-2017
El voto ladrillo
Ser el primero no es lo importante
Evidentemente que en la vida, ser el primero no es lo más importante. Tal vez, ni siquiera lo sea ser el último. Como sea, Opinión22 publicó una nota, allá por diciembre de 2015, en la que, análisis polÃtico mediante, decÃa lo que iba a suceder en 2016, cosa que se cumplió en el 100 % y lo que sucederÃa en 2017. Ya se sabe que en un gobierno de cuatro años el primero es ajuste, el segundo de seducción, cuando se viene la elección legislativa, el tercero para hacer los retoques polÃticos importantes y el cuarto es o bien para pensar en la reelección o para los homenajes y las despedidas. Este segundo año nos encuentra en la seducción del "voto ladrillo", ese que nos permite mirar el paÃs y ver que hay obras en marcha y que no se están afanando el dinero (léase Fundación Sueños Compartidos, los bolsos de López, De Vido, etc.) y que un paÃs distinto es posible. En todo caso, el gobierno pretende que puntuemos con un visto bueno aquello que es normal: cumplir con un plan previo y promesas de campaña.
Si Argentina es el conjunto de la política de Macri, Mar del Plata es la intersección del ser y no ser. Muchas obras están en marcha, vienen otras tantas, pero la ciudad no termina de despegar. Intereses espúrios y luchas estériles por el poder nos impiden ver lo que se avanzó y lo que falta. El gobierno actual, con poca cintura para el diálogo y flojos canales de comunicación, no sabe, no quiere o no puede cambiar, aunque el cambio, paradójicamente, se ve en las oficinas municipales, desde adentro. Aunque muy pocos se animen a confesarlo hoy por hoy el personal rinde más que en el gobierno de Pulti, la economía está más saneada y la actividad municipal, retención mediante, se va encaminando.
La guerra sindical, los movimientos sociales y barriales, los fomentistas y los PEBO´s (empleados contratados por Plan de Acción Barrial) se van "domesticando" al accionar de un gobierno que late al ritmo del gobierno provincial y que, sin seducir, comienza a entender de qué se trata.
En todo caso, el "voto ladrillo" en caso de ser positivo, les garantizará el respaldo necesario para seguir adelante dos años más y, por qué no, pensar en un segundo mandato.